Siempre he sido bastante escéptico en el tema de que las redes sociales aportan un tráfico de calidad para operaciones de comercio electrónico directo o indirecto. No por nada, sino porque el contexto en el que la mayoría de las redes sociales (sí, hablo de Facebook y Tuenti en España) se utilizan, que es el ocio, solo tiene relación con parte del comercio electrónico, el de aquellos sectores vinculados con el ocio de una u otra manera o que tienen una gigantesca masa de clientes, como pueda ser el sector textil, por ejemplo.
Es decir, que yo creo que vender camisetas o entradas de cine en Facebook tiene sentido, porque el contexto es parecido o por lo menos no hay una fractura de conceptos grande, pero no creo que tenga sentido vender en Facebook puertas blindadas, servicios de cerrajería o material agrícola, porque son contextos muy alejados del ocio y de la forma de uso de las redes sociales, a priori.
Dicho esto, también es cierto que creo a pies juntillas en las redes sociales como fuentes de tráfico muy cualificado para determinados productos, pero debe haber una cohesión fuerte entre el producto y la fuente de tráfico. Sin una relación coherente entre ambos, es un tráfico inútil para el objetivo, como tantos otros.
Vamos, que lo que si es cierto es que determinadas redes sociales son un muy buen nicho de mercado para determinados tipos de productos, que más o menos es lo que acabo de decir.
Y me creo el social commerce cuando hay una buena relación entre el producto a ofertar y la red social en la que se oferta
Y me lo creo de verdad desde hace poquito, por un ejemplo vivido en primera persona. Y para muestra de ello que mejor cosa que un caso práctico como Dios manda, que es como se debe demostrar el movimiento, andando.
Y esta es la historia que me demostró al 100% que el social commerce funciona. (Efecto suspense)
A finales de abril ofertamos el primero de una nueva serie de productos de formación basada en ser formación muy específica, presencial, intensiva y de grupos reducidos. El producto que elegimos para empezar fue un curso de programación para iPhone, y desde el principio todo el plan de marketing fue diseñado para utilizar redes sociales y emailing para su promoción, porque era el medio más lógico para hacerlo por el tipo de producto, reservando la publicidad de display y AdWords como plan secundario. De hecho en la planificación inicial se estableció una secuencia de promociones en diferentes redes sociales, comenzando por Twitter, siguiendo por Facebook y terminando en LinkedIn, con apoyos puntuales de emailing a grupos muy segmentados y, en última instancia, si no vendíamos las plazas ofertadas, utilizar AdWords.
Y empezamos a ejecutar el plan a finales de abril puntualmente, empezando por Twitter, lanzando tweets como este, tanto con las cuentas personales de aquellos que trabajamos en el proyecto como con las corporativas de la empresa:
Algunos de estos tweets despertaron interés en usuarios que, supongo (hipótesis mode on) que tras ver la página del producto que ofertábamos, hicieron retweet porque les pareció una oferta interesante, y así la bola creción un poquito más en efecto que solo con tweets generados con nuestros propios recursos. Por ejemplo, aquí un RT del perfil de @currofile:
Con este tipo de retweets, el efecto de difusión de la oferta se multiplicó, y eso se tradujo en tráfico a la landing page del producto, y además en tráfico de perfiles muy específicos, y este es el quid de la cuestión. Tráfico de perfiles realmente interesados en el producto, ya que lo han conocido a través de una red social, Twitter, en la que los perfiles potencialmente interesados en esta oferta se mueven con asiduidad y además dentro del círculo o los círculos cercanos de los perfiles que promocionábamos la oferta. Digamos que el matrimonio entre la fuente de tráfico, Twitter, y el producto a promocionar era cuasi-perfecto.
Y esa cohesión en la promoción y en la relación fuente-producto se nota en el tráfico, que recordemos va directo al producto:
Y lógicamente ese tráfico, por como se ha generado y por de donde procede, ofrece unas métricas mucho mejores en todos los valores de negocio y, de hecho, a nivel de conversión, funcionó muy bien. Tan bien que solo con la primera parte de las acciones del plan de marketing conseguimos vender la totalidad de las plazas ofertadas, 15, con un ratio de conversión sobre usuario único de la landing de un 1,8%, que es, francamente, excepcional en este sector (recordemos que esto es venta de servicios).
Al final “solo” fue necesaria una correcta planificación de promoción en redes sociales para conseguir el efecto deseado, y de hecho ese tráfico, para este producto, resultó ser el mejor que podiamos haber conseguido, asi que sí, creo en el social commerce.
Tags: Analítica Web, Comercio electrónico, facebook, social commerce, twitter
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Trackback from Bitacoras.com on 28 junio 2011 at 21:46
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Buenas, genial ejemplo. simple y claro.
Hay un factor evidente y clave que no has comentado y es el hecho k ya dispones de un gran blog con gran contenido que seguramente te proporciona bastantes visitas, de las cuales muchos te deben de seguir en twitter creando ese primer lazo de confianza.
Creo que sin el blog, hubiese costado más lograrlo.
Fecicidades!
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Yo te puedo contar un caso que conozco también de primera mano, y es el caso de los cursos de UX Learn, que se promocionan exclusivamente por Twitter y Facebook, y las 4 convocatorias de formación lanzadas, así como los cursos in company hechos, todos, provienen de fuentes de tráfico que en un 90% son Twitter y Facebook.
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Ejemplos de cursos para frikies (sin ofender, usabilidad y desarrollo iphone). Ejemplos de otros tipos de curso?
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Pingback from La semana en los blogs CCLIV | NotiGeek on 3 julio 2011 at 12:12
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Excelente ejemplo
Me parece muy bien que hayan ejecutado la campaña de promoción de los cursos en etapas. La primera etapa aplicando herramientas de coste casi 0 para la empresa como son el Twitter y el email marketing. Si eso no funciona se van van a la segunda etapa que es el SEM que esto ya tiene un coste importante para la empresa.
En este caso sería interesante saber si las visitas que convirtieron vinieron desde el twitter de MasterD + Ricardo Tayar o del Twitter de los usuarios que lo retuitearon.
Gracias por compartir estos buenos ejemplos
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Me parecen muy acertados el ejemplo y las consideraciones previas a este. Me uno al comentario de Manulinx de que el hecho de contar con una legión de seguidores que ya conocen tu reputación hace mucho mas fácil la historia. Sin embargo, esto no le quita méritos al uso de la red para lograr el objetivo. Para ilustrar mas el tema, y utilizando un producto en lugar de un servicio, te menciono nuestro caso. En febrero pasado, iniciamos desde cero una idea y creamos una docena de diseños para camisetas. Las colocamos en un perfil de facebook creado para la marca y se han convertido en unos meses en un boom mercadologico. Hoy dia contamos con mas 30 diseños y un gran numero de seguidores en FB y Twitter.
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